Quienes compartimos el espacio público debemos poner de nuestra parte para desarrollar una cultura vial que nos beneficie a todos.
La responsabilidad no recae sobre un solo grupo en específico.
Un automovilista que no atiende a la señalización, lo mismo que un peatón distraído viendo su celular en lugar de fijarse en el semáforo, ponen en riesgo su vida, pero también la de otros peatones y automovilistas.
Es cierto que la cultura vial que debemos mostrar como peatones es distinta a la que ejercemos como pasajeros de un transporte público o como conductores, pero es igualmente importante.
En última instancia, todas las buenas prácticas operan en conjunto para hacer posible la seguridad de todos.