Desde 1989 se
celebra el Día Mundial de la Población; esto como una iniciativa del entonces
Consejo de Administración del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo. Se instauró para crear conciencia en los países acerca de los temas
importantes relacionados a la población a nivel mundial, su crecimiento y las
consecuencias que ello nos trae.
En 2019, la
población mundial ascendió a 7,700 millones de personas. Siendo China el país
más poblado. Sin embargo se ha estimado que para 2027, la India supere a China.
Se estima que para
el año 2050, la cifra aumente en 2,000 millones de personas; número alarmante
considerando los problemas mundiales por los que atravesamos.
¿Y México?
De acuerdo a los
datos presentados por el INEGI en www.inegi.org.mx y a la Encuesta Intercensal (EIC) realizada
en 2015, la población en México era alrededor de 120 millones de personas.
Este 2020 se realizó
a principios de año el Censo de Población y Vivienda a nivel nacional; el INEGI
publicará los resultados en el último trimestre. Se han realizado estimaciones
y se espera que en este año la población haya alcanzado los 127 millones de
personas.
Los datos que
presenta el INEGI en la EIC 2015, indica
que el 51% de la población son mujeres, mientras que el 49% son hombres. Otro
dato interesante es que alrededor del 6.6% de la población mayor a cinco años
es hablante de una lengua indígena, siendo los estados de Oaxaca, Chiapas,
Veracruz y Puebla los que mayormente cuentan con estas personas.
Es interesante saber
que el porcentaje de crecimiento de la población en México ha ido disminuyendo
a lo largo de los años; esto a raíz del cambio en las prioridades de las nuevas
generaciones. La generación más reciente, en gran parte no ve que el formar una
familia sea uno de sus objetivos principales.
Esta nueva
generación es más consciente sobre la situación mundial por la que atravesamos:
ambiental, económica, diplomática, etc.
Cada uno de nosotros
debemos ser conscientes sobre el crecimiento poblacional, aportar con nuestro
granito de arena es de vital importancia: todo suma. No sólo por el daño
climático que todos estamos causando a nuestro planeta, sino por la situación
en general: salud, economía nacional y mundial, empleo, oportunidades de
vivienda, etc.
Es conveniente
contar con un plan a futuro, tener una idea clara sobre la familia que
deseamos, si es el caso; cuántos hijos somos capaces de poder educar y darles
una correcta calidad de vida.
Miremos hacia la
generación de nuestros padres y abuelos, podemos notar ahí una amplia
diferencia. Las oportunidades de ellos en su momento fueron diferentes a las
nuestras, y por ende, sus prioridades también.
La generación más
reciente es la más informada, la más preparada, pero también la que tiene
menores oportunidades ante un mundo tan cambiante. La conciencia y planeación
son herramientas que no sólo nos van a ayudar como individuos, sino que a gran
escala también darán frutos.
Está en nuestras
manos poder mejorar el planeta para las futuras generaciones; tomemos
conciencia y seamos inteligentes.